A comienzo de semana, en la ciudad de Pasto, falleció el gestor y periodista cultural Miguel Garzón Arteaga, líder y motivador permanente de los procesos de cultura en el sur del país a quien, entre otros logros, se debe la fundación de la Casa de la Cultura de la ciudad de Ipiales y la creación de diversas publicaciones periódicas a través de las cuales difundió hechos de interés destacando a sus protagonistas.
Miguel Garzón Arteaga nació en Ipiales el 3 de enero de 1941, estudió sociología en Bogotá al lado del novelista Oscar Collazos contando entre sus docentes a Camilo Torres Restrepo, Orlando Fals Borda, María Cristina Salazar y Jaime Jaramillo Uribe. Era un auténtico estandarte de la cultura en el Departamento de Nariño, caballero de amplia formación humanística, estaba casado con Gloria Guerrero Martínez con quien tuvo dos hijos, Gloria Ximena y Miguel Mauricio, ambos profesionales de prestigio.
Su aproximación a la cultura se dio en Bogotá. Ocurre que, con Oscar Collazos, su compañero de estudios, hizo una amistad profunda y con frecuencia dejaban de asistir a clases para sentarse al pie de un árbol a leer novelas. Otro hecho significativo fue que, por invitación del ex rector de la Universidad de Nariño, Edgar Bastidas, con quien se encontró en la capital, asistió a la entrega del Premio Nacional de Poesía “Guillermo Valencia” al poeta Aurelio Arturo, de quien no había tenido ninguna referencia ni en el colegio ni en la universidad. En la ceremonia no sólo se enteró de su existencia, sino que tuvo la oportunidad de conocerle.
Su faceta de periodista la inició en la radio con un programa semanal “Las Palabras”, gracias a la gentileza de Alfredo Miranda gerente de la, entonces, Emisora Cultural Bolívar de Ipiales. Además, cada domingo, en ese medio realizaba un programa de opinión y de entrevistas.
Posteriormente, publicó periódicos como “Nueva América” y “Aportes”. Edito importantes medios culturales como “Equinoccio”, una revista de lujo para la difusión de la cultura. Un hecho valioso que logró con sus periódicos fue que Pedro Pablo Enríquez, que firmaba con el seudónimo de QUIQUE, logró concretar su trabajo de caricaturista. Como es conocido QUIQUE se vinculó después a Diario del Sur de Pasto y a otros periódicos de nivel nacional.
Garzón Arteaga dirigió durante largo tiempo “Diario del Sur”, pero lo más importante para él fue asumir la dirección de la revista cultural “Reto”, por cerca de 15 años, y lo fue, por cuanto posibilitó que muchos artistas y artesanos tuvieran ese medio para difundir sus apuestas creativas. “Reto” constituía el primer semanario de visibilización de los procesos culturales, unas páginas que posibilitaron el diálogo del público con los artistas y sus obras.
Supo que la familia, tanto la que conformó en su matrimonio, como la de sus padres, fue su apoyo y orgullo permanente, pues en todo momento recibió voces de solidaridad cuando desfallecía en sus emprendimientos o las cosas no salían como él deseaba.
Miguel Garzón Arteaga, en concepto de quienes tuvimos la fortuna de conocerle, era un hombre de inteligencia y humildad a toda prueba –la humildad y la inteligencia suelen ir de la mano–, un nariñense de una inmejorable calidez en el trato, rendido a su vocación de ayuda a los demás –en lo colectivo encontró el espacio para sus realizaciones personales–; su partida deja hoy un vacío imposible de llenar para los sectores culturales de Nariño. Se fue un grande cuyo nombre debe figurar al lado de los nariñenses más ilustres de la historia.
Miguel Garzón Arteaga –un acierto que la Casa de la Cultura que fundó en Ipiales hoy lleve su nombre– debe servir de referente a las nuevas generaciones de gestores culturales, a los artistas y periodistas que aspiran a testimoniar con ética y seriedad los acontecimientos de la sociedad contemporánea. Con nostalgia decimos, esta semana no fue buena para la cultura de Nariño.
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