Luz Letts Payet, la peruana que se impone en el arte contemporáneo

En la propuesta estética latinoamericana contemporáneo emerge con fuerza Luz María Letts Payet, artista plástica nacida en la ciudad de Lima que, con una obra aparentemente enraizada en lo figurativo, pero que al dibujar el alma y las complejidades internas es capaz también de crear una narrativa de lo íntimo, lo cotidiano y lo simbólico.

Su trabajo, que abarca el dibujo, la pintura y la instalación, celebrado por la crítica de su país como una de las expresiones más coherentes de la plástica peruana de los últimos años, es una alternativa estética que nutre las manifestaciones creativas de la América profunda. “Yo creo que desde niña el arte fue parte de mi naturaleza”, dice Letts con una sonrisa que denota convicción.

Prima del reconocido escritor y periodista Jaime Bayly, recuerda con claridad cómo su tío, dueño de una imprenta, le regaló papeles sobrantes y cómo, junto a su hermana, pasó horas dibujando. “Fue una infancia entre papeles, trazos y juegos de color que me llevaron, años después, a estudiar formalmente en la Universidad Católica de Lima. Intenté estudiar otra cosa, pero el arte siempre me llamó de vuelta”.

Con relación a su obra, sus propuestas rompen con la narrativa lineal para construir imágenes que hablan desde lo onírico, lo simbólico y lo emocional. “Juego con las imágenes. Hago ideas visuales que no son lógicas, pero que sí dicen algo”. Y es así como este juego visual la emparenta más con los poetas que con los pintores formales.

De hecho, entre sus referentes figuran tanto artistas plásticos como escritores: “Adoro a Piedad Bonnett, su poesía –y la poesía en general– está llena de imágenes. También me inspiran los artistas colombianos: me encanta comer con los ojos”, afirma con mezcla de rigor y pasión por lo que hace.

Con exposiciones, tanto individuales como colectivas, dentro y fuera del Perú, participó recientemente en una muestra colectiva organizada por la Asociación de Mujeres Artistas Visuales del Perú, una interpretación de obras de William Shakespeare que se expuso en el Teatro Municipal de Lima. “Me tocó trabajar con Enrique VIII, el que grita: ‘¡Un caballo, un caballo, mi reino por un caballo!’, y fue muy divertido”, afirma.

También realizó exposiciones en España y los Estados Unidos y tuvo una retrospectiva importante en su país, un hito que consolidó su lugar en la escena plástica peruana. Pese a los premios obtenidos, “hay unos cuantos”, dice, no abandona cierto escepticismo sobre el valor de los reconocimientos: “Cuando vienen con premio en efectivo, ayudan. Porque este es un camino que no siempre es fructífero al comienzo. Hay que tener otro trabajo paralelo mientras uno se establece”.

Arte: entre la cocina y la plástica

El panorama artístico peruano, según Letts, está en plena transformación. “Hay mucho interés por la plástica, aunque en este momento la cocina nos lleva ventaja”, comenta entre risas, en clara referencia al auge de la gastronomía peruana. Sin embargo, reconoce que cada vez más artistas peruanos están logrando visibilidad internacional, gracias a una estrategia de movimiento constante: “Hoy el artista tiene que ser casi gitano, moverse, salir, mostrar su obra fuera del país”, señala.

Una de las ideas más claras que transmite Letts es que el arte no debe confundirse con bohemia. “Es un error. Un cliché de película. La mayoría de los artistas que conozco son trabajadores incansables, constantes, investigadores de imágenes. No es estar en casa esperando la inspiración. Es disciplina. Como decía Mario Vargas Llosa, el arte también es rigor”.

Conservando ese sentido, su consejo para los jóvenes artistas que inician su camino es contundente: “Que se atrevan, que se lancen. Latinoamérica es fértil para la imaginación. Hay una riqueza visual enorme: la flora, la fauna, los bailes, la cultura. Y que salgan, que vean museos, que se empapen del mundo”.

Luz María Letts Payet no pinta desde la pose ni desde el capricho del instante, sino desde una búsqueda incesante de sentido, de belleza y de narrativa visual. Cada uno de sus cuadros es una pregunta abierta, un poema pictórico, una invitación a mirar el mundo –y el alma– desde otro lugar.

Y aunque diga con modestia que no le gustan los premios, lo cierto es que Luz María Letts Payet está ganando un lugar irrefutable en el mapa del arte latinoamericano contemporáneo. Uno que no se mide en trofeos, sino en la profundidad de una mirada que transforma lo cotidiano y espiritual en arte. “Tenemos un mundo muy rico para el imaginario”, dice. Y lo confirma cada vez que nos invita a mirar a través de sus ojos imágenes que provienen de la ensoñación poética, ese espacio de misterio que caracteriza a los artistas.