José Alfonso “Chiche” Maestre: una vida forjada entre canciones
- Albeiro Arciniegas Mejía

- hace 14 horas
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En Patillal, un corregimiento de Valledupar, nació José Alfonso Chiche Maestre, compositor e intérprete que destaca entre los artistas vallenatos de mayor prestigio. “Desde el vientre de mi madre escuché música”, recuerda. Sus padres tenían una tienda en la que se oían las notas de rancheras, acordeones y boleros sin descanso. Aquel ruido que se tornó cotidiano fue su primera escuela.
Con naturalidad campesina heredó el sello artístico de una familia caracterizada por su sangre creadora a través de poetas, acordeoneros y pintores. El destino parecía escrito incluso antes de tocar su primer acordeón. “Todo era música, 24 horas al día y, así, crecí entre canciones”.
Su carrera comenzó como guacharaquero acompañando a su hermano Gustavo en el Festival Infantil Vallenato, donde ambos se coronaron reyes. Después llegó su propio triunfo como rey infantil del acordeón. Su sueño era claro: ser un gran acordeonero. Sin embargo, la vida suele abrir puertas no previstas y que cambian el sentido de las cosas.
“La gente empezó a identificarse más con mis canciones que con mi acordeón”. Y así, poco a poco, la composición tomó el protagonismo. Grabó con Marcos Díaz y Los Pechichones y participó en festivales, pero la pluma terminó pesando más que el fuelle. El acordeón quedó “en el corazón”, aunque su legado lo firmó la tinta.
Éxitos que cruzaron fronteras
La primera canción que le grabaron profesionalmente –Que siga la fiesta, en la voz de Iván Villazón y el acordeón de Cocha Molina– se convirtió en un éxito inmediato. A partir de ahí, la lista creció como la espuma. Devuélveme mi sentimiento y No comprendí tu amor con Jorge Oñate, En los días que te quise con Adriana Lucía, El culpable soy yo con Diomedes Díaz, A una sirena y Confidente peregrino con Carlos Malo, Directo al corazón con Jesús Manuel Estrada, entre otros.
“Ya me han grabado como 600 canciones”, dice con voz incrédula, pero agradecida. Dentro de sus referencias artísticas menciona a Freddy Molina y Gustavo Gutiérrez, “los máximos para mí”. Y es que no sólo es admiración, pues son familia. “La sangre me pedía componer, pues el legado de los Molina con poetas, autores y acordeoneros marcó mi ruta. A veces, uno sigue esos patrones sin darse cuenta”.
Verónica y otros himnos
Le digo que, en Nariño, se suele escuchar uno de sus temas: Verónica. Él dice que lo grabó Gaby García con el Binomio de Oro tras la muerte de Rafael Orozco. “Celebro que allá se escuche tanto”, dice Maestre, quien aún no conoce la región, aunque confiesa su deseo de hacerlo. En estas tierras también suenan con frecuencia A una sirena, Directo al corazón y El culpable soy yo, entre muchos otros.
Con la temporada navideña a la vuelta de la esquina, el maestro prepara una agenda cargada de presentaciones y eventos. “Viene un trabajo arduo”, asegura. Su voz transmite optimismo y respeto, pues José Alfonso Chiche Maestre, no sólo es artista, es un caballero, un hombre de melodías heredadas y versos propios que sigue escribiendo capítulos imprescindibles en la historia del vallenato en Colombia.






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