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Foto del escritorAlbeiro Arciniegas Mejía

Erick Escobar, una vida dedicada a la música de acordeón


Nació en el Molino, Guajira, inició su carrera como corista de las más importantes agrupaciones de música vallenata en Colombia y en la actualidad es uno de los intérpretes que cuenta con mayor éxito y reconocimiento a nivel nacional e internacional.


“Inicié en grupos amateur, muy de barrio, muy de pueblo”, dice Escobar. “En 1998 empecé hacer coros y en ese proceso gravé mi primera producción musical en Discos Fuentes”. En ese momento con la agrupación La decisión vallenata donde lo acompañó Nayo Quintero en el acordeón con quien impuso varios de sus primeros éxitos.


El Molino, su pueblo natal, está a cuarenta minutos de Valledupar, es su pueblo la cuna de otros grandes artistas como Beto Zabaleta, Marcos Díaz, Elías Rosado y Osmel Meriño. Aunque la suya es una tierra donde se escucha de todo, la tradición musical de la costa, dice Escobar, permite que siempre estén formándose y saliendo nuevos talentos y figuras que traen nueva sangre al folclor.


Cuenta entre sus referentes a Rafael Orozco y Diomedes Díaz, cantautores centrales de la música vallenata, y su agenda de trabajo es siempre apretada. “Acabamos de regresar de los Estados Unidos donde visité siete ciudades; primera vez que voy como artista principal, anteriormente fui cuando hacía parte de otras agrupaciones, me fue maravillosamente bien y seguimos trabajando en diferentes lugares del país”, afirma.


Su actual acordeonero es Neno Beleño y está recogiendo material para una nueva producción. Erick Escobar en sus grabaciones contó con la inspiración de los mejores y más apetecidos compositores de música vallenata como Omar Geles, Wilfran Castillo, Tico Mercado y Richard Daza, hecho que se refleja en la calidad musical de sus primeros éxitos como Amor sin fronteras, No pude quitarte las espinas y La huella de tu amor.


Aunque las 24 horas de su día están dedicadas a la música, no descuida por ello a lo más importante de su vida, su familia, que está conformada por su esposa y dos hijos, una niña de 10 y uno de siete años. Amigo de muchos de sus colegas es claro al afirmar que se da por bien servido dentro de la música porque lleva una buena relación de amistad y se siente realizado.


Sí, Erick Escobar pertenece a esa generación del llamado vallenato romántico que conquistó las diferentes regiones del país y se impuso en el exterior. Es de esos artistas auténticos con estilo y carácter, de los pocos que quedan en la música vallenata cuando ésta era poesía, cadencia en el ritmo y voces que enamoraban con su color y matices; en otras palabras, cuando el vallenato era creación y encantaba multitudes, lejos de las imitaciones que no aportan y deterioran el folclor.

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