“Yo inicié a escribir desde joven, mi abuelo fue una figura muy importante en mi recorrido literario”, dice Juliana Javierre, autor de Siete veces Lucía, obra ganadora del premio nacional de novela Ciudad de Pereira, quien presentará en los próximos días su nuevo libro, Plaga, novela publicado con el sello editorial Planeta Seix Barral.
La escritora, que reside en Pereira, dice que su abuelo era una persona que tenía bastantes secretos y que a ella le gustaba espiarlo e intentar descifrar lo que le sucedía. “Había un cuaderno que lo hacía llorar y, en mi infancia, siempre tuve la idea de encontrar qué decía ese cuaderno que era capaz de hacerle llorar”. Y descubre que era un diario escrito por un tío que murió de cáncer.
Con ese hallazgo se enteró de dos cosas: que ella también iba a morir y que la escritura era lo único que le permitiría sobrevivir. Estudió literatura en la Universidad Javeriana y contó con influencias como la del cubano José Martí y las autoras colombianas Fanny Buitrago y Alba Lucía Ángel, autora de Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón.
En relación con Siete veces Lucía, Juliana dice que entiende esa obra como una novela en la que quería explorar, “quería jugar con el lenguaje e ir definiendo un estilo; ello me permitió correr riesgos y entender que las historias que construimos son excusas para encarar fantasmas del pasado”.
Sobre ese libro y su autora el novelista Daniel Ferreira dijo que la pereirana “es una gran narradora que explora la desintegración de la familia en esa eficaz trampa de los secretos culpables”. De igual manera, Ángel Castaño: “La prosa de la novela –lírica y bien lograda– supera el cliché de la escritura bonita y sirve para darle densidad a sus personajes; revela oficio y conocimiento, no sólo literario, sino cinematográfico”.
Plaga, la nueva publicación, es una obra sobre el miedo en un país donde históricamente se lo ha legitimado desde los discursos oficiales y no oficiales. “Yo sabía que la novela debía ocurrir en La Virginia, un pueblo al que estoy vinculada por el lado de mi familia paterna. Y pensaba en una niña que tenía miedo de salir de la casa y descubrí que iba a contar la historia de alguien abusada sexualmente y obligada a asumir un embarazo forzado”.
“Ese cuerpo perturbado, roto, es también la historia del territorio, el cuerpo como espacio de la guerra”, dice la autora. “Es la historia de una herida que sigue doliendo, que no cicatriza”.
Como otros escritores, Juliana Javierre se adentra en el análisis de los dolores nacionales, los interpreta y los explora quizá con el deseo profundo de que, al llevarlos a la palabra, se logré también una salida definitiva para ellos. En todo caso, sólo podemos desearle éxitos y que con cada una de sus páginas se consolide esta nueva voz de la literatura colombiana. Todos a deleitarnos con Plaga.
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